Estilo de vida

El duque de Alba y Cayetano Martínez de Irujo, unidos por el recuerdo de su madre


Jueves, 21 de noviembre 2024, 14:47

El pasado miércoles se cumplieron diez años del fallecimiento de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba. Con motivo de este aniversario, se celebró una misa en su memoria en la sevillana iglesia del Cristo de los Gitanos en la que coincidieron el actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, y su hermano Cayetano Martínez de Irujo, a pesar del distanciamiento entre ambos. Un oficio al que también asistió Fernando Martínez de Irujo, siempre alejado de las polémicas fraternales.

Los hermanos dejaron a un lado sus diferencias y se dedicaron un saludo, calificado por algunos de frío, a las puertas del templo. Carlos y Cayetano de dieron un fugaz apretón de manos e intercambiaron unas breves palabras inmediatamente antes de entrar a la iglesia.

Mientras el duque de Alba acudió solo a la cita, Cayetano estuvo acompañado por su actual pareja, Bárbara Mirjan. También asistieron a la misa en memoria de la recordada Cayetana de Alba sus grandes amigos, Curro Romero y Carmen Tello, el doctor Francisco Trujillo y Tomás Terry, entre otros, así como su viudo, Alfonso Díez, que dedicó unas emotivas palabras a quien fuera su mujer a través de la revista ‘¡Hola!’: «Estos diez años que han pasado desde que Cayetana se fue a otro sitio, lo único que han hecho es reafirmar el privilegio que tuvimos los que la quisimos. Y sobre todo el privilegio que tuvimos los que fuimos queridos por ella». 

Eugenia Martínez de Irujo fue una de las grandes ausentes. Con la relación con su hermano Cayetano absolutamente rota, sí quiso hacer un homenaje público a su madre como cada año. «Siempre conmigo, mamá… siempre juntas, siempre en mi corazón», escribía junto a una fotografía de ella siendo niña junto a su madre dedicándose tiernas miradas.

Cayetano también quiso recordar a su madre ante la prensa apostada a las puertas de la iglesia sevillana: «Nuestra madre fue una mujer única, ha sido el personaje femenino más relevante, en todos los aspectos, del siglo XX y el XXI». El duque de Arjona aseguró que tanto él como sus hermanos han heredado «unos grandes valores de ella». «Tenía una inteligencia natural fuera de lo normal y personalmente en esos últimos años, que gestioné todo con ella, supuso un aprendizaje que me ha quedado de por vida», recordó.

En lo que no estuvo de acuerdo con su hermana es en su forma de expresar la añoranza por su progenitora: «Eugenia siente las cosas de una forma muy peculiar. La respeto pero, por supuesto, no lo comparto. Ella dice siempre eso, que no hace falta ir a misa para recordarla. Cada uno que lo interprete como quiera; yo opino que un homenaje una vez al año a nuestra madre es lo menos que se puede hacer».

El conde de Salvatierra también se mostró esperanzado sobre el acercamiento con su hermano Carlos, no así con Jacobo, con quien no tiene relación alguna. «Dios dirá pero ojalá», dijo sobre una posible reconciliación. «Yo siempre he estado abierto, jamás he tenido ningún problema. Todo mi problema ha sido haber sido el escogido por mi madre; el escogido, el valorado y el reconocido y porque hice una grandísima labor y una donación. Ese ha sido mi pecado para la situación que he vivido posteriormente», se lamentó.


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