Zapatos, el emblema del poder y la seducción
Domingo, 15 de diciembre 2024, 00:09
«Tantos zapatos y solo dos pies». Frase de la icónica Carrie Bradshaw en ‘Sexo en Nueva York’ que a buen seguro habrían secundado amantes del calzado como la reina María Antonieta; Rita de Acosta Lydig, familiar de los Alba que viajaba con un baúl lleno de zapatos carísimos cuyas hormas se hacían con madera de violines que ella misma buscaba; Sonja Bata, mujer de un importante empresario checo de calzado de principios del siglo XX que tenía más zapatos que Imelda Marcos o Celine Dion, con miles de decenas de pares de distintas tallas porque para ella no es impedimento calzar otro número si el zapato lo merece.
Amantes de los zapatos entre los que también hay hombres como Luis XIV, el duque de Wellington o incluso Tutankamón, cuyo calzado es considerado «como una joya» por Patricia González-Aldea, autora del interesante libro ‘Historia del calzado. Emblema del poder y la seducción’ (Ediciones Catarata). Una obra en la que la experta en moda habla de la evolución del zapato desde una pieza funcional hasta adquirir una dimensión estética, incluso un símbolo de estatus.
González-Aldea realiza un recorrido cronológico por los principales hitos y curiosidades en la evolución del calzado en las diferentes sociedades, «un reflejo de los avances no sólo técnicos sino también sociales que lo han convertido en emblema del poder y de la seducción», como el stiletto de Roger Vivier, que Simone de Beauvoir calificó de símbolo de sometimiento y que tanto ha inspirado a artistas como el fotógrafo Helmut Newton, que siempre llevaba en su maleta una boquilla de cigarrillo y unos tacones. «El tacón y la suela roja de Luis XIV fueron emblema del lujo que rodeó la corte francesa durante el reinado del rey Sol. Siglos después, la suela roja es el símbolo distintivo de la firma de lujo del también francés Christian Loboutin», uno de los zapateros más reconocidos del mundo, como Salvatore Ferragamo, muy relevante por su investigación, con más de 400 patentes y la invención de una pieza metálica, que es lo que hacía que la pisada fuera la adecuada.
Los pioneros fueron los zapateros artesanos o ‘cordonnier’, zapatero en francés, término que viene de Córdoba, donde en el siglo XII había ya un cuero muy apreciado. Uno de los primeros fue «Pietro Yantory, el zapatero más caro del mundo. Tardaba tres años en darle a sus clientes los zapatos, hacía unas nueve pruebas, y cobraba por adelantado tres mil dólares de la época (siglo XIX). Era realmente alta costura del calzado», añade la autora. También destacó Herbert Levine, aunque en este último caso tardó en salir a la luz que el artífice del éxito no fue él, sino su esposa, Beth, considerada la gran dama del calzado por su labor creativa. Creó algunos modelos de zapatos muy innovadores como el zapato calcetín, o las botas de vinilo de estética futurista que tan de actualidad están ahora.
Y si hay una tendencia que en auge desde hace un par de décadas es la del calzado deportivo, con el ‘boom’ de las sneakers como calzado en las calles, fuera del deporte. Destacan historias como la de los hermanos alemanes Adidas, de cuya separación nacieron dos de las firmas de calzado deportivo más emblemáticas: Adidas y Puma. O el caso de la estadounidense Nike, por cuyo logo se pagó en su día tan solo 35 dólares, o su famosa suela hexagonal que nació en casa del cofundador de la compañía que la probó calentando el caucho en una plancha de gofres.
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