Estilo de vida

Pino Montesdeoca, Modelo: «Yo jamás he pretendido ser una modelo ortodoxa ni lo voy a conseguir nunca»

Domingo, 6 de octubre 2024, 00:14

Pino Montesdeoca recibió una llamada de su representante mientras cogía un café para despejarse entre desfiles de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid el pasado mes de septiembre. «¿Dónde estás? Tengo que decirte una cosa», escuchó la canaria al otro lado del teléfono. «Se acabó esta etapa, me he divertido», pensó entonces dando por sentado que ya no querían contar con ella. Por su mente no pasó que lo que tenía que contarle es que había sido elegida como la mejor modelo de la edición.

Una decisión unánime con la que premiar a la canaria tras varias temporadas destacando en la pasarela, donde se estrenó en 2018 con Juan Duyos, llamando la atención de los allì presentes. Entonces ya había realizado alguna campaña publicitaria para probar en el mundo de la moda tras su paso por la enseñanza y las finanzas, aunque lo que supuso un revulsivo en su vida fue estar al borde de la muerte tras contraer un dengue hemorrágico y el fallecimiento de su marido hace unos años.

Ahora, con 62 primaveras, se siente agradecida por un reconocimiento que no ha cambiado su estilo de vida. «Al día siguiente, que era domingo, estaba poniendo lavadoras, planchando y recogiendo la casa», cuenta con un buen rollo contagioso. El polvo no se lo tiene que quitar al premio otorgado por L’Oréal Paris porque lo ha dejado en la agencia que se encarga de su carrera y confió en ella desde el inicio. «Son tan merecedores como yo. Esto es un equipo, yo pongo a Pino y ellos ponen todo lo demás».

Si ya de por sí es complicado hacerse un hueco en el sector, hacerlo pasados los 55, con 1,65 de estatura, sin ocultar arrugas ni canas, tiene aún más mérito. «Yo jamás he pretendido ser una modelo ortodoxa ni lo voy a conseguir nunca. Lo que hago es respetar el protocolo de la pasarela, el ritmo, lo que pide el diseñador, como quiere que se presente su obra. Vamos, lo que hace cualquier profesional en cualquier trabajo. Yo no puedo pretender ni caminar como ellas, ni que sea un espectáculo tan maravilloso ver a estas niñas y estos niños. Intento defender lo que se me ha puesto, ser muy digna sin imitarlas, porque eso sería una mamarrachada».

Aunque Pino disfruta de cada desfile, recuerda con especial cariño el de Teresa Helbig en París, el pasado mes de marzo. «Para mí fue una experiencia brutal. Teresa tiene clase, tiene estilo… no es pretenciosa. Me siento maravillosa con ella, puede sacar tu lado bohemio, hippie, cañero, femenino… Estar en ‘Alicia en el país de las Maravillas’ o en ‘Juego de Tronos’, afirma de la modista catalana, aunque tiene claro que cada diseñador tiene algo con lo que te sentirse identificada y no salir disfrazada. «Tengo un puntito de Acromatix, del Schlesser de Alfonso -el nuevo creativo de la firma-, la feminidad de Isabel Sanchís, Maison Mesa tiene cosas muy ‘cool’».

Y es que a la canaria le «gusta un reto más que comer». Dice no a pocas ofertas, «por ejemplo cuando yo sé que va a haber un lucro por parte de la firma y a mí me va a pagar una porquería. En cambio no cobro absolutamente nada y lo hago con toda mi alma cuando se trata de gente que quiere echar para adelante y todavía no tiene presupuesto». «Ya me están diciendo que tengo que decir que no a veces», asegura de una etapa de su vida en la que es consciente de tener un altavoz con el que poner su granito de arena para que «un día veamos a la persona, no su edad. La vida sigue después de los 60, que las nuevas generaciones sepan que esto es lo que ocurre, que envejeces, pero no te quedes rezagada simplemente porque has cumplido años. ¿Es tan importante parecer joven? Es una tontería».

Está claro que se llevó el premio L’Oréal Paris porque ella lo vale, como reza el popular eslogan de la marca de cosmética. Y mucho.


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