Estilo de vida

20 años sin Carmina Ordoñez: adicciones, incógnitas y un presagio cumplido

Martes, 23 de julio 2024, 00:02

Eran las 12 de la mañana de un día como hoy hace 20 años cuando una de las empleadas del hogar encontró el cadáver de Carmina Ordoñez en la bañera de su casa. Una muerte que conmocionó a todo el país y en especial a los amantes del papel couché. Nacida en cuna de oro, la apodada como ‘La Divina’ fue una adelantada a sus tiempos y una incomprendida. Bajo el lema «A mi plín, yo soy Ordóñez Dominguín» disfrutó de su vida como le dio la gana y prácticamente al límite. Era una de las protagonistas indiscutibles de la prensa rosa de su época, causaba sensación y acaparaba todas las miradas cuando salía en televisión. Su padre, Antonio Ordóñez, era una de las figuras más importantes en el mundo del toreo y su madre, Carmen Cristina González Lucas, era la hermana de otro de los grandes: Luis Miguel Dominguín. Sus abuelos eran los reconocidos matadores Cayetano Ordóñez y Domingo Dominguín.

La ‘socialité’ creció rodeada, sin ser consciente, de grandes personalidades de la historia. Ernest Hemingway, escritor y periodista apasionado del mundo del toreo era para ella el ‘tío Ernesto’. Orson Welles, actor de cine y director, se convirtió en un amigo inseparable de la familia y ella le apodaba cariñosamente ‘tío Orson’. De hecho, era un amante de España y pidió ser enterrado en una de las fincas de la familia.

A Carmina tampoco le faltaron conquistas. De hecho, se casó tres veces. Muchos decían que era la mujer más guapa de España, pero ella quedó prendada de Francisco Rivera, ‘Paquirri’, con el que se casó en 1973 y del que se divorciaría seis años después. Con él tuvo dos hijos, Francisco y Cayetano. Después, Julián Contreras fue el hombre que ocupó su corazón durante casi diez años y, fruto de esa relación nació Julián Contreras Ordóñez. Pero fue el último matrimonio el que le provocó muchos dolores de cabeza y donde comenzó su declive. Se casó con el bailaor Ernesto Neyra en una relación que tan solo duró dos años.


Arriba, Antonio Ordóñez lleva a su hija al altar en su boda con ‘Paquirri’. A la izquierda, Carmina Ordóñez posa con sus hijos, Francisco y Cayetano.A la derecha, Carmina con Cayetano.


R.C.

Imagen principal - Arriba, Antonio Ordóñez lleva a su hija al altar en su boda con 'Paquirri'. A la izquierda, Carmina Ordóñez posa con sus hijos, Francisco y Cayetano.A la derecha, Carmina con Cayetano.

Imagen secundaria 1 - Arriba, Antonio Ordóñez lleva a su hija al altar en su boda con 'Paquirri'. A la izquierda, Carmina Ordóñez posa con sus hijos, Francisco y Cayetano.A la derecha, Carmina con Cayetano.

Imagen secundaria 2 - Arriba, Antonio Ordóñez lleva a su hija al altar en su boda con 'Paquirri'. A la izquierda, Carmina Ordóñez posa con sus hijos, Francisco y Cayetano.A la derecha, Carmina con Cayetano.

‘La Divina’ se sentó una noche de verano de 2001 en uno de los programas más vistos de la televisión de ese momento, ‘Crónicas Marcianas’, y en pleno ‘prime time’ para denunciar públicamente los malos tratos y los abusos que ejercía sobre ella Neyra, rompiendo así con uno de los tabúes de la sociedad, la violencia de género, tan solo un día después de que se celebrase el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Narró uno de los episodios en los que su hijo pequeño tuvo que defenderla con tan solo 12 años. Pero, la reacción de la sociedad no fue la esperada y muchos pusieron en duda su versión acusándola de no acudir a denunciar ante un tribunal antes que conceder una entrevista cobrando por ello. La opinión social le dio la espalda. Después, el juzgado desestimó la querella por no haber presentado pruebas concluyentes, por no haber denunciado los hechos en su momento y por la falta de informes médicos con los daños.

Pero el punto de inflexión de su vida fue cuando murió su madre en el año 1982. Una mujer a la que idolatraba y con la que mantenía una estrecha relación. Comenzó a beber para poder sobrellevar la pérdida y superar la depresión en la que cayó. A la par, desarrolló un miedo a la soledad por el que necesitó la ayuda de somníferos para poder conciliar el sueño. Pocos años después, se hizo adicta a la benzodiazepina. Aunque consumía otras sustancias, su verdadera adicción eran estas pastillas y podía llegar a consumir entre 25 y 30 al día. Aquí Carmina volvió a romper otro tabú en televisión al hablar abiertamente sobre sus adicciones.

Ella siempre decía que no iba a vivir más de 50 años y ese presagio se cumplió. La mezcla del alcohol con las drogas y la benzodiazepina terminó siendo letal. El fallecimiento, que quedó certificado por el forense entorno a las ocho de la mañana, sigue rodeado de numerosas incógnitas. La versión oficial es que murió de un infarto. La finada tenía un golpe en el labio, en el baño había restos de drogas y aún se desconoce quiénes eran las personas que la acompañaban esa noche ya que el último mes de su vida lo pasó muy sola. En los medios de comunicación se publicaron todo tipo de conjeturas y rumores e, incluso, una autopsia falsa. Después de muerta, a Carmina la siguieron juzgando. Su hijo Fran, en una entrevista este fin de semana, ha asegurado que la razón fueron las drogas. «No había nada raro que desvelar. Mi madre murió por culpa de la cocaína».


Source link

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba