
Llegó finalmente y parece inoportuna. La primera derrota del ciclo de Diego Martínez al frente de Boca demoró tan solo seis partidos y se terminó dando justo en la previa del superclásico. Pero más allá de la importancia del partido que viene, lo más preocupante de esta caída es que pareció más una consecuencia del momento del equipo que el producto de una mala tarde.
Y allí, no se puede obviar la responsabilidad del DT en una secuencia de partidos en la que los cambios de esquema y jugadores fueron moneda constante y -lo que es peor aún- donde ninguna de las variantes probadas pareció funcionar, de modo que el plan para intentar ganar en el Monumental es toda una incógnita.
Sin embargo, la lectura de Martínez tras el partido se centró en intentar destacar lo positivo y remarcar cuáles fueron -a su juicio- las causas de la caída. “En el segundo tiempo el equipo jugó con mucha autoridad en el campo rival. Creo que si hubiésemos estado más juntos en la primera parte nos habríamos sentido más cómodos, pero la clave es que el gol tempranero nos dejó incómodos en el partido”, analizó el entrenador.
Y fue más allá incluso, al sentenciar que su equipo no mereció la derrota y que -de cara a lo que se viene- “seguiremos trabajando para corregir los errores y seguir creciendo como equipo”.
La competencia constante
No obstante, en cuanto fue consultado por las variantes recurrentes de sistema y de protagonistas, el Gigoló explicó que “tiene que ver con una búsqueda” aunque también argumentó que “es el sexto partido que afrontamos en menos de un mes y ese conocimiento del equipo, que son tiempos de trabajo, a veces no lo tenemos porque estamos compitiendo cada tres días”, tiró, justo antes de aclarar que “no es excusa”.
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