Balance 20 años. Tres obras para reabrir el Cervantes (2017)
El día de una soñadora se construye a partir de un montaje de textos de Copi y se sintetiza en la imagen de La mujer sentada (una historieta que comenzó a dibujar en el año 1959) instalada en un no lugar. La puesta de Pierre Maillet tenía algo de la estética del cine mudo y los gestos y movimientos de Marilú Marini se inspiraban en esa necesidad expresiva. Esta obra funcionó como una suerte de prólogo para el estreno, unos meses después de El homosexual o la dificultad para expresarse (1970) y de Eva Perón una obra escrita en el año 1971, presentada en París (con disturbios y protestas de por medio) y muy resistida por el público argentino.
Marcial Di Fonzo Bo decidió hacer de las posibilidades visuales de la puesta una partitura narrativa donde la disposición del espacio tenía una potencia dramática que ubicaba al trabajo actoral en un segundo plano. Es que las limitaciones para interpretar a Copi quedaban planteadas en las dos obras como un tema a debatir.
En El homosexual o la dificultad para expresarse, Rosario Varela encuenta la forma culminante y perfecta de esa estética donde la parodia se une con un sarcasmo propio de un tiempo en el que la transgresión tenía alguna relevancia. En Eva Perón el cuerpo de Benjamín Vicuña es el lugar donde el director va a situar una poética donde los géneros están presentes en un acoplamiento performático.
Vicuña es mostrado claramente en su masculinidad. La escena donde el lomazo de Vicuña captura el cuerpo diminuto de Rosario Varela, la enfermera convertida en el doble de Evita, es erótica y política. La enfermera es la verdadera Evita proletaria y lo que la Eva Perón de Copi mata en ella es la idea de pueblo, allí radica la crueldad del texto. Si Vicuña no logra entender a Copi, Di Fonzo Bo se ocupa de hacer visibles todos los sexos de Eva en el cuerpo de Vicuña. El hombre que se asoma por el vestido blanco nunca desaparece, entonces esa Evita imposible pone en crisis el vínculo con su pueblo.
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