Jugó, Martín Palermo. Jugó la final. Padre de un Platense que pasó del sufrimiento por la permanencia a una final impensada hace unos meses. Después de 80 años, dejó a Saavedra ahí de poder dar su vuelta olímpica bautismo en la tercera definición de su historia. Pero no fue la vencida: incluso en un nivel altísimo de fútbol -en el primer tiempo- y de amor propio -en el final del segundo- no hubo chances de quebrar ese 1-0.
Jugó, Palermo. Se abrazó con calidez con Miguel Ángel Russo. Revoleó un cabezazo en ese salto de Leo Picco que terminó sacando Fatura Broun. Se lamentó después de copiar el remate de media vuelta de Nicolás Servetto que pegó en la publicidad pero que por poco no termina adentro del arco. Pegó un saltito de desconsuelo cuando Maximiliano Zalazar probó de media distancia y se quedó con las ganas por la volada del arquero de Central…
Jugó, Palermo. Que preocupado por la dura caída de Mateo Pellegrino pidió que apuraran la atención y luego agilizó el aviso a papá Mauricio, quien estaba en la platea con la familia.
Jugó, Palermo. Y sufrió por la caída sin dejar de sentir algo especial por las formas, quizás, que mostró su equipo. Y una vez definida la final, no sólo consoló a todos sus jugadores sino que además se acercó a cada uno de los futbolistas de Central para felicitarlos.
Martín Palermo – 17-12-2023
El abrazo de Palermo y Russo
Jugó, Palermo. Y se la jugó también. Estuvo en duda, en algún momento. Cuando a Platense -sí, a este Platense subcampeón de la Copa de la Liga- no le iban las cosas tan bien. Pero se quedó. Y empujó. Y ganó. Y consiguió desde el banco ayudar a su equipo a asegurar la permanencia con una cosecha interesante: por un punto -o 12 goles, porque la diferencia de gol también lo hubiera metido con sus 54 unidades- no se metió en la Copa Sudamericana. Cifras que engrosaron el promedio, alivio a corto y quizás mediano plazo.
Jugó, Palermo. ¿Y ahora? ¿Seguirá jugando? Con contrato hasta el último día de este año, todo dependerá de lo que ocurra este domingo en las elecciones en Boca: el binomio Andrés Ibarra-Mauricio Macri le ofreció la conducción del equipo. De ganar los comicios, podría cambiar de rumbo.
¿Y si no? Sólo el destino lo sabrá: él, más allá de aceptar públicamente que había tenido su ofrecimiento, también se mostró abocado a esta ilusión que quedó trunca en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero. Donde el Calamar, más allá de que no se pudo quedar con el primer título de su historia, dio muestras de lo que puede hacer. Y eso dejó orgulloso a Palermo, que también jugó.
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