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Descifrando a Milei


Hay una mirada muy interesante de Murray Rothbard, brújula teórica de Javier Milei, sobre Joseph McCarthy, el senador norteamericano que gatilló precisamente el macartismo, una psicosis de persecución contra comunistas reales o imaginarios.

Rothbard consideraba que “lo singular y glorioso de McCarthy no fueron sus objetivos ni su ideología, sino precisamente sus medios radicales y populistas. Puso en cortocircuito a la izquierda y a las élites académicas, e inspiró directamente a las masas. Y lo hizo a través de la TV, y sin ningún movimiento real detrás; sólo contaba con una guerrilla de unos pocos asesores, pero sin organización ni infraestructura”.

Es un enunciado difundido por el instituto Von Mises uno de los thinks tanks de la escuela austríaca de economía.

El método de campaña de Milei, sin partido consolidado, con un ínfimo grupo de creyentes en sus posiciones, desde la televisión y sin infraestructura empujó al triunfo en las elecciones.

El gobierno, que acaba de comenzar, ya es otra cosa. Rothbard creía en el método de McCarthy para expandirse, no en sus contenidos ideológicos. Milei es sin embargo una criatura política singular. Sugirió días pasados Loris Zanatta que haber inaugurado su gestión de espaldas al congreso podría ser considerado un gesto típicamente populista. El Parlamento según John Locke -uno de los fundadores del liberalismo- es el corazón de la libertad social.

Los legisladores que quedaron dentro del recinto, recordaba Zanatta, también fueron votados por el pueblo. En un sentido, no necesariamente peyorativo, podría considerarse que en campaña en todo caso Milei fue un populista libertario. El dilema casta-anticasta, operativo en tiempos de campaña resuena al de pueblo-antipueblo.

¿Quién prefería hablar desde la tribuna directamente con “su” pueblo? Juan Perón entre otros.

De todas maneras, en el Senado Victoria Villarroel logró una rápida conquista al instalar en la vicepresidencia provisional del Senado al puntano Bartolomé Abdala, de la Libertad Avanza contra la oposición inútil en este caso del kirchnerismo que mordió el polvo. En principio, el Parlamento funcionó.

El caso de Milei es singular: métodos populistas para llegar al poder. Ortodoxia económica para iniciar su mandato. Es un personaje difícil de etiquetar. Fue portador y portavoz de una característica que no es populista: no mintió en campaña respecto de la economía inmediata. Se exacerbó y se espectacularizó. Pero siempre habló de ajuste extremo. Y lo puso en práctica.

Hay más particularidades y vienen de muy lejos. La escuela liberal austríaca de economía, tiene sus raíces según el pensador Jesús Huerta de Soto en la escolástica española que se desarrolló muy específicamente en la universidad de Salamanca. ¿Quién estudió en la Universidad de Salamanca? Manuel Belgrano, y era un partidario del libre comercio. Consideraba además que la agricultura era el primer motor de la economía de estas crueles provincias nacientes. Pregonaba: “Este país será sin comercio un país desgraciado”.

En Salamanca se enseñaba que los precios se fijan de manera subjetiva por lo que hoy llamaríamos mercado, es decir por los ciudadanos según sus intereses coyunturales, y que no pueden cobrarse impuestos sin anuencia de los súbditos de la corona.

Hay una tradición liberal en la Argentina que viene desde la fundación, aunque siempre en contraposición con otra tradición antiliberal.

La escolástica tardía española salmantina es en buena medida jesuítica, modernista en comparación con otras tradiciones católicas. ¿Quién es jesuita? El Pontífice. Quizás no sean tan tormentosas como se preveían las relaciones entre Milei y Bergoglio.

La posición “celeste” de Milei respecto del aborto también podría facilitar ese vínculo. La resistencia “verde” a la vez también será intensa.

Los hilos de la historia enhebraron una situación en muchos aspectos confusa y progresivamente caótica en las calles.

Porque en la Argentina, la penuria económica sale a la calle muchas veces manipulada por extorsionadores y beneficiarios de un lucro paradojal que produce la pobreza para punteros oportunistas. Ahora, la ministra Patricia Bullrich lanzó el protocolo antipiquetes que pasará su primera prueba crucial el próximo 20 de diciembre. No está prohibido desde luego manifestar, pero sí obturar totalmente las vías del libre tránsito.

El anarcocapitalismo por el momento aparece como una utopía u objetivo distante. El Estado se manifiesta presente. La transformación cultural que se pretende incluye una transformación de las metodologías de presión callejera. Hay múltiples acechanzas.

Una manifestación masiva es un espacio de provocaciones potenciales en la que dos fuerzas se recelan y eventualmente chocan. Cualquier fogonazo puede convertirse en relámpagos de consecuencias palpables y con efectos políticos imprevisibles.

Es de esperar que no exista por supuesto violencia alguna, pero ningún escenario puede descartarse. Todas son apuestas firmes. Todo está por verse.

Esto, que proviene de historias inmemoriales, es a la vez nuevo. Y todo, otra vez, recién comienza.


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