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María Moreno desafía todos los límites con su nuevo libro ‘Pero aun así’

Moreno es una figura destacada en el panorama literario y periodstico
Moreno es una figura destacada en el panorama literario y periodístico.

En su nuevo libro «Pero aun así», María Moreno no sólo comparte su experiencia personal con la literatura y el periodismo, sino que también ofrece una reflexión crítica sobre su propia obra y la influencia de otras escritoras y otros escritores, mostrando que la escritura va más allá de las palabras y puede ser un viaje profundo hacia la verdad y la justicia, una exploración constante de la realidad a través de la lente de la literatura.

Los microensayos de «Pero aun así» son pensados por Moreno en esta edición publicada por Random House como la continuación de «Subrayados», libro lanzado en 2013 por Mardulce que compilaba artículos previamente publicados en la revista «Debate».

Pero a diferencia de aquella publicación, estos trabajos representan una nueva etapa en la obra de María Moreno porque la autora enfrentó desafíos monumentales en su camino, marcados por un accidente cerebrovascular que afectó su mano derecha y la condujo a depender de una silla eléctrica. Esta experiencia, además de transformar su modo de vida, influyó de manera decisiva en la creación y revisión de estos ensayos. «Soy dependiente pero traté de que no lo fuera en la escritura y la lectura», dice a Télam sobre su presente.

Telam SE

La trayectoria de la autora

Moreno es una figura destacada en el panorama literario y periodístico, forjó sus inicios en el diario La Opinión. Su escritura periodística no tardó en expandirse, dejando su marca en importantes revistas como «Sur», «Babel» y «Fin de Siglo». Fue secretaria de redacción en el diario Tiempo Argentino. Los años 80, marcados por la recuperación democrática, vieron el nacimiento de «Alfonsina», la primera revista feminista después de la última dictadura.

Más allá de su incursión en el periodismo, ha dejado una huella como autora de varios libros. En 1992, publicó su primera novela, «El affair Skeffington», seguida en 1994 por el libro de no-ficción y crónica «El Petiso Orejudo». La primera década del siglo XXI fue testigo de una prolífica producción ensayística con obras como «A tontas y a locas» (2001), «El fin del sexo y otras mentiras» (2002), «Vida de vivos» (2005) y «Banco a la sombra» (2007). Su impacto en la literatura le valió el mes pasado el «Premio Ñ a la Trayectoria» por ser considerada «una de las más grandes cronistas y ensayistas de habla hispana».

Moreno en el prólogo del libro narra su resistencia ante la presión del capacitismo y los kinesiólogos para volver a caminar, una demanda que, para ella, lleva consigo un simbolismo perturbador. La relación entre la capacidad de andar y la percepción de humanidad es cuestionada, y la autora explora las connotaciones militares detrás de la importancia asignada a la marcha. A pesar de las adversidades físicas, Moreno se niega a arrodillarse ante la idea convencional de la «normalidad».

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«Pero aun así» se adentra con una escritura clara y a la vez atrapante en obras significativas de autoras como Simone de Beauvoir, Isak Dinesen, Nadine Gordimer, Doris Lessing, Mary McCarthy, Toni Morrison, Iris Murdoch, Dorothy Parker, Jean Rhys y Nathalie Sarraute. También aborda el trabajo de escritores como John Berger, Fogwill, Carlos Monsiváis, Juan Forn, Germán García, Rodolfo Rabanal, Jorge Gumier Maier, Alberto Ure, Horacio González y Ricardo Piglia. A través de ensayos como «La gata y el gran hombre», «Emma Zunz» y «La intrusa», Moreno teje conexiones profundas entre estas obras y su propia experiencia, ofreciendo una perspectiva única sobre la literatura escrita por mujeres y la producción literaria en general.

De esta forma, la primera sección del libro se centra en escritoras y explora la obra de autoras que han dejado una marca imborrable en la historia literaria. La segunda está dedicada a Chile, una de las patrias del corazón de Moreno, donde examina acontecimientos y escritores ligados a su identidad nacional. La tercera sección es un mosaico de lecturas en voz alta que compartió en distintos eventos, cuando aún poseía una voz sin sobresaltos. La última sección, sin necesidad de explicación, evoca una emotividad que invita al lector a sumergirse en las profundidades de la experiencia de la autora.

En «Pero aun así», Moreno no solo explora el mundo literario y sus conexiones con su propia realidad, sino que también desafía las percepciones convencionales sobre la escritura, la capacidad y la identidad. El resultado es una obra llena de luces que trasciende las páginas para convertirse en un testimonio de resiliencia y creatividad.

-¿Cómo fue ese proceso de revisión y reescritura de los ensayos de «Pero aun así»?
– Lo que yo considero reescritura son algunos «toques» para evitar cacofonías o síntesis apresuradas por falta de tiempo que es el periodístico. Ya vengo formateada para no hacer borradores -en periodismo no los hay- y algo que no hay es tiempo de corregir. Las correcciones consisten en desarrollar más una idea a partir de seguir una investigación, trabajarla más. Aparte los textos de este libro tuvieron de entrada tiempos más largos como los de la ponencia, la presentación, la laudatio.

-¿Cómo ha influido la experiencia personal, incluyendo el accidente cerebrovascular y los desafíos físicos, en el proceso de escritura y de corrección?
-La gran intriga fue durante bastante tiempo si realmente podía volver a leer y escribir. Tenía una gran depresión y sospechaba que no. Como si la escritura fuera exclusiva de la mano derecha. Pensaba que a lo mejor mi escritura sería más simple, más ahorrativa. Pero ante las páginas, terminaba llorando. Ser tan lenta con la izquierda, cometer tantos errores quebraba el ritmo, impedía las asociaciones. Muchos me recomendaban que dictara y eso me parecía una indecencia, aceptar a alguien en un acto que hasta entonces había sido tan íntimo. Además, desde el ACV siempre estoy con alguien. Soy dependiente, pero traté de que no lo fuera en la escritura y la lectura.

-¿Cómo ha cambiado tu percepción de la escritura a lo largo del tiempo?
-A lo largo del tiempo mi escritura es menos chistosa, menos adornada.

-¿Cómo equilibras la relación entre lo que pensás haber escrito y lo que realmente aparece en la pantalla?
– Esa es una referencia a los primeros escritos después del ACV. No recordaba las palabras que quería poner, ponía otras. Algunas que nunca hubiera elegido. No tenía ritmo, escribía palabra por palabra, Y pensaba el texto entero antes de escribirlo, cosa que nunca había hecho antes.

-La primera sección de tu libro trata sobre escritoras, obras de mujeres y personajes femeninos. ¿Podés hablar más sobre tu elección de este tema y por qué esas autoras?
– Si bien siempre me había interesado por la nueva crítica feminista, por la francesa sobre todo y tenía a mano esa máquina de leer que es «Las tretas del débil» de Josefina Ludmer, esos trabajos sobre escritoras fueron porque Editorial El Ateneo me encargó el tomo de reportajes a escritoras del Paris Review. Aproveché para hacer pequeños retratos que es un género que me gusta mucho.

Telam SE

-¿Cómo abordas la dedicación a Chile como una de tus «patrias del corazón» en la segunda sección?
-Me relacioné especialmente con Chile a partir de las geniales crónicas de Pedro Lemebel. La universidad Diego Portales a través del poeta y editor Matías Rivas me hizo participar en varios libros. Me dieron el premio de narrativa Manuel Rojas. Me hice amigos como Nadia Prado, Cynthia Rimsky, Catalina Labarca. Me gusta mucho Santiago y voy desde el ascenso de Allende cuando era mochilera y dormía bajo el campanario del hospital San Juan de Dios.

-¿Cómo ha influido la obra de Virginia Woolf y otras escritoras mencionadas en tu propia perspectiva literaria?
-Mi marca originaria fue Colette pero ahora la influencia del psicoanálisis la oculta un poco.

-¿Cómo se entrelaza tu experiencia personal y la observación de tu generación en tus escritos?
– Aunque diga «yo» en realidad estoy diciendo «ellos» y haciendo crítica literaria. Creo que al principio copiaba cierto amaneramiento: el de José Bianco traduciendo a Violette Leduc en «La asfixia».

-¿Cuál es tu perspectiva sobre la vigencia de los temas abordados en tu libro en el contexto actual?
– Sigo haciendo lecturas críticas de la obra de mis amigos muertos. Otra forma de Verdad y Justicia.




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