El nuevo secretario de Educación de Milei tendrá menos recursos que el ministro que se va: a qué áreas afecta

Poco se sabe sobre los planes que tiene el gobierno de Milei para educación. Recién este jueves por la noche se supo quién estará sentado al frente del palacio Pizzurno. Será Carlos Torrendell, con cargo degradado a secretario de educación en lugar de ministro. No será lo único degradado, Además, arrancará con menos recursos a su disposición.

Esto será así si se aprueba -como está- el proyecto de ley de Presupuesto 2024 enviado por el oficialismo y que se está tratando ahora en el Congreso. Allí se puede ver que cae la participación del Ministerio de Educación nacional en relación a otras dependencias del Estado nacional.

En concreto, la cartera federal de Educación está gastando en 2023 6,02% de todo lo invertido por la Administración Pública Nacional. Pasaría al 5,34% en 2024.

Parece poca diferencia en puntos porcentuales, pero es bastante en dinero, que va a distintos programas educativos. Entre las áreas más afectadas están infraestructura, jardines de infantes y universidades.

El análisis surge de un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, hecho por Javier Curcio -economista e investigador de UBA y Conicet-, junto a Leyre Sáenz Guillén y Víctor Volman (de Argentinos por la Educación).

Desde el Gobierno le dijeron a Clarín que el análisis se hizo sobre el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo, que no necesariamente será el que salga finalmente aprobado por el Congreso. Y agregaron que, como es habitual -sobre todo en tiempos de alta inflación- hay partidas adicionales que se van a ir sumando al presupuesto de Educación a lo largo del año.

Pero hay preocupación entre los especialistas acerca de qué hará con esto último la administración de Milei.

“En teoría, durante el año el Ministerio incrementaría estas obligaciones. Pero eso no lo podemos saber hasta que no lo disponga cada ministerio. Hay mucha incertidumbre todos los años, y este año mucho más, porque no sabemos qué va a disponer el nuevo Ministerio de Capital Humano, la secretaría de Educación o cómo terminará definiéndose institucionalmente esto”, le dijo Curcio a este diario.

El experto agregó que, por eso, en este informe no se centraron en la variación real del presupuesto sino en la de los pesos relativos de cada ministerio y dependencia. “Y vemos que educación pierde, y pierde el programa específico de desarrollo la educación superior”.

Como todo ministerio, el de Educación también tiene sus programas y hay “ganadores” y “perdedores” en el Presupuesto 2024.

Los que más aumentarían su peso relativo son los programas de “Gestión Educativa y Políticas Socioeducativas” (+44,7%), “Conectar Igualdad” (+33,7%) y “Cooperación e Integración Educativa Internacional” (+23,8%).

Mientras que los programas con mayor recorte son “Infraestructura y Equipamiento” (-32,63%), “Actividades Centrales” (-28,2%), “Información y Evaluación de la Calidad Educativa” (-27,1%) y “Fortalecimiento Edilicio de Jardines Infantiles” (-19,3%). A los especialistas les llama la atención la caída en infraestructura y jardines en tiempos en que hay consenso de que se debe priorizar la educación en la primera infancia.

Otra área que podría verse castigada es la de las universidades que, por estar a cargo de la Nación -a diferencia de la educación básica-, es la que más recursos tiene asignada por parte del Ministerio de Educación nacional (más de la mitad, el 55,4% va a educación superior).

El aumento nominal previsto para esta área en el Presupuesto 2024 es de apenas el 53,2%, muy por debajo de la inflación prevista (69,5%). Y menos también que el 82,8% de suba prevista para todo el Estado y el 60,9% para el Ministerio de Educación.

Y mucho menos -claro- que la inflación real que habrá, teniendo en cuenta que el mismo Milei anticipó que el año que viene habrá una inflación muy alta.

Marcelo Rabossi, profesor e investigador de la Universidad Di Tella, muestra preocupación por el presupuesto universitario.

“El rol dominante del Ministerio Nacional es el de financiar a las universidades, tomando a su vez en cuenta que en promedio más de un 80% del presupuesto de estas entidades depende de dichos fondos. De esta manera, son muy sensibles a las variaciones que ocurren año a año. Esta situación pone a las universidades en una situación financiera más que incómoda y con riesgo cierto de que continúen desfinanciándose”, afirma.

Agustín Claus, especialista en Economía de la Educación de FLACSO, es otro intranquilo con la situación universitaria. “La gran incertidumbre de este año consiste en ver qué decisión tomará el presidente electo Javier Milei. Eventualmente podría enviar un nuevo proyecto de ley con readecuación de las partidas presupuestarias o bien prorrogar el presupuesto vigente 2023 para el 2024, lo que implicaría un ajuste de la magnitud de la inflación acumulada durante todo el 2023. Ninguna de las opciones permite esperar una expansión de la inversión a cargo del Estado nacional”, afirmó.