La Copa está bien guardada en Río

Bien cuidado, como es debido, la Copa Libertadores ya descansa en un rincón del Maracaná... Mientras en Río de Janeiro se huele la cercanía de la final, la Conmebol estuvo este jueves ultimando la organización para el choque entre Boca y Fluminense. Y, claro, en medio del operativo copero, llegó al mítico estadio el trofeo con el que vienen soñando los hinchas de Boca desde la conquista del 2007.

La Copa estuvo un rato en un césped que se lo ve bien verde, parejo, muy cuidado para el sábado a las 17. En la organización tomaron algunas fotos junto con la camiseta de Boca y de Fluminense. Luego la agarraron con guantes como para no marcarla y la llevaron a guardar en una caja especial.

En el Maracaná no se vio solamente la preparación de la Copa. También se estuvo poniendo a punto la lona del túnel por donde van a entrar los jugadores. Y hubo pruebas de cámaras. Las cámaras que mostrarán la fiesta para los que no puedan estar en el estadio. Es que no hay entradas para los miles y miles de fanas de Boca que siguen llegando a Río. Para ellos habrá banderazo en el Sambódromo de Marques de Sapucaí. ¿Terminarán festejando el carnaval de Boca?

Durante estos días se habló mucho de la violencia, amenazas y declaraciones fuertes, que le pusieron aún más calor a una Río de Janeiro que se va pintando de azul y amarillo, pero que está en alerta por cruces entre hinchas del Fluminense, que no quieren que le copen la ciudad, y los de Boca, que buscan hacerse sentir y oír entre las playas de Copacabana y el Maracaná.

Este jueves 2 de noviembre, la cidade maravilhosa siguió recibiendo xeneizes que viajaron en avión, colectivo, combi, autos, bici y hasta uno caminando. Las camisetas se ven de a poco un poco más, sobre todo cuando vas llegando a la zona del fan Fest, ubicado en el Puesto 2 de Copacabana. Ojo, también hay muchas del Flu.

El contraste se nota al caminar cerca de la playa. Hay camisetas de Boca, sí. Banderas. Mucho que habla en español, el mate y hasta una pareja bailando tango. Pero también es cierto que el verde y rojo del equipo carioca, local en Río, se ve bastante.

Ya más cerca del mar, los de Boca se van juntando, arrimando banderas, reposeras y así se va armando un bloque bien Xeneize. Cerca, a 20 metros, se sientan varios con las camisetas del Fluminense. Cruzan miradas, pero no mucho más. Cada uno en lo suyo. Los de Boca cantan y gritan que «en Río de Janeiro vamos a ganar y la vuelta, y la vuelta vamos a dar». No hay reacción desde los locales, más allá de agitar alguna camiseta.

Lo que no puede faltar es acordarse de los primos. En medio de esas banderas estiradas en la arena o atadas en reposeras, de las camisetas, los paraguas y los hits, apareció un fantasma con la B en rojo, recordando, claro, el descenso de River. La mira está puesta en el Flu y la Séptima. Pero el pasado no se olvida.